Faltam só cinco dias para o lançamento oficial da reinterpretação da obra de John Coltrane, Ascension, pela ORKESTROVA, formação que inclui, além do Rova Saxophone Quartet (Bruce Ackley, Steve Adams, Larry Ochs e Jon Raskin) as cordas, a electrónica e a percussão de Fred Frith, Ikue Mori, Nels Cline, Otomo Yoshihide, Chris Brown, Donald Robinson, Carla Kihlstedt e Jenny Scheinman. Entretanto, o disco já está disponível na página da Atavistic/Unheard Music Series. Roberto Barahona, cujas impressões do concerto de que foi feito o registo digital a seguir publico, teve a amabilidade de mo fazer chegar em antecipação. Tenho andado a ouvir a gravação que o próprio D. Barahona realizou (e depois fez remasterizar). Tenho a dizer que este Electric Ascension é das melhores obras que ouvi nos últimos tempos. 40 anos depois da gravação de mestre John Coltrane, Rova e Associados, respeitando a escrita original, seguindo a via da chamada improvisação estruturada, realizaram um trabalho de análise, assimilação e reinterpretação de imenso valor estético e musical. Electric Ascension vai seguramente ficar como um dos melhores discos de 2005. E de muitos anos.
El concierto comenzó con el cuarteto de saxofonistas en una estridente salva, de mucho volumen y vigor, luego presentaron el tema y enseguida se iniciaron varias series de improvisaciones tanto colectivas como individuales. En otras participaban dos o más músicos, dialogando e incentivándose el uno al otro. De estas improvisaciones se desarrollaban temas secundarios, con estructuras propias y con interesantes figuras rítmicas que acentuaban el resto de los músicos. Los papeles se iban intercambiando. En un momento mágico, Bruce Barkley quedó solo en el escenario junto a su soprano y nos entregó unas variaciones maravillosas. Una vez concluidos los aplausos, Steve Adams se dirigió al micrófono para hacer un anuncio, pero Ochs, ansioso comenzó el segundo tema antes que Adams pudiera hablar. Éste abriendo los brazos en un gesto de resignación se retiró causando risas en el público, que se escuchan en la grabación. Al segundo tema se le dio el mismo tratamiento de improvisaciones de grupo e individuales.
"Ascension", composición de John Coltrane, se grabó originalmente en junio de 1965. Esta composición forma parte de una trilogía religiosa-free: "A Love Supreme" de diciembre de 1964 y "Meditations" de noviembre del mismo año. "Ascension" tiene un enfoque semejante al de "A Love Supreme". Es un tema de cinco notas que se repite en varias partes de la obra. Desde su inicio el auditor tiene que prestar atención. Esta es una obra seria y pesada que no permite ser tratada levemente. Requiere atención y desde su inicio Coltrane lo advierte. Aquí no hay engaños.
Coltrane usó, además de su cuarteto, un ensamble de cuatro saxofones, dos trompetas, y un segundo contrabajista. El enfoque del Rova es similar pero con una instrumentación totalmente distinta. Al cuarteto se le unen algunas de las figuras importantes del avant-garde actual: Otomo Yoshihide, guitarrista y dj de la escena avant-jazz del Japón, ex miembro del grupo Ground Zero; Ikue Mori, también japonesa, artista de la electrónica que ha hecho fama en el East Village tocando junto a gente del calibre de John Zorn y Arto Lindsay; el guitarrista Nels Cline y en contrabajo Fred Frith. Chris Brown en teclados, Jenny Scheinman y Carla Kihlsted (esta última del Tin Hat Trio), en violín eléctrico y Don Robinson en batería.
La música la iniciaron las violinistas con un tema lúgubre y ominoso, luego siguió el tema de cinco notas (paa-raaa-ra-ra-raaaaa) en el que participó el ensamble completo. El volumen era ensordecedor. Afortunadamente cometí un error durante el intermedio cuando fui al baño a cambiar furtivamente la cinta del DAT y accidentalmente mudé el control de grabación a la mitad, un fortuito accidente que permitió que los pasajes de mayor volumen se registraran correctamente.
Jon Raskin, quien actuó como concert-master, inició la primera serie de improvisaciones en su saxo barítono junto a Carla Kihlsted en violín, con el apoyo de algunos de los miembros del ensamble. Traté en vano de determinar quién tocaba cuál de los instrumentos manejados por ordenador. Eran tres, Yoshihide, Mori y Brown. Además, tanto Cline como Frith mudaban de procesadores y emitían sonidos extraños a sus instrumentos. Francamente me da lo mismo, la música era subyugante sin importarme quien era el responsable de crearla. Después de una segunda rueda del motif de 5 notas, comienza la segunda serie de improvisaciones, esta vez participan Cline y Frith con percusión acústica y electrónica. A propósito, Don Robinson usa una batería de jazz, es una Sonor de los años 70, con bombo de 18 pulgadas, instrumento raro de encontrar en un ensamble de esta naturaleza.
Sucesivamente participaron todos los integrantes en estas series de improvisaciones, pero en mi memoria resaltan dos de ellas: la de ambas violinistas en interesantes diálogos con Ackley, que emitía sonidos más identificables a un oboe que a su saxo soprano. La otra fue una genial intervención entre el barítono y el dj, quienes crearon sonidos curiosamente similares.
El final de la obra fue glorioso, después de una bacanal de sonidos, nuevamente fueron las violinistas las encargadas de cerrar el concierto. Fue sublime. Me hizo recordar una experiencia de hace años cuando escuché por primera vez en vivo la Novena sinfonía de Mahler. Mahler, estaba obsesionado por la muerte, en casi todas sus obras hay algún aspecto relacionado a la muerte. En los últimos momentos de la obra, cuando finaliza el cuarto movimiento, Mahler describe la dulce experiencia de la separación del alma del cuerpo, experiencia que, según él, es casi imperceptible y la música así lo ilustra. Es imposible determinar cuándo termina la obra. Bien, el sábado fue similar. Una vez que cesó la música, el espíritu de Coltrane cayó sobre todos nosotros y hubo un largo silencio antes que el público unánimemente se pusiera de pie y aplaudiera a rabiar. Francamente emocionante. - Roberto Barahona